28.10.04

VIVIR EN PELIGRO

Por Luis Alberto Lecuna

La sociedad está sufriendo las consecuencias de un deterioro ético, signo evidente de la pérdida de valores. La corrupción no es un tema exclusivo de la clase política, ya que está instalada en el seno de la misma sociedad: en los funcionarios públicos de planta permanente, en los empresarios, en las fuerzas de seguridad, en los comerciantes, en la gente. El tema es que la responsabilidad de los políticos es muchísimo mayor, porque ellos, que son o debieran ser nuestros empleados, en su inmensa mayoría no han estado en las últimas décadas a la altura de su misión. La labor de muchos de ellos ha sido defender intereses ajenos a los de la gente, ajenos al bienestar general.

En todo gobierno (tanto en Argentina como en EEUU, como en España, como en cualquier otro país del globo), hay un grupo de personas y personajes, con mayor o menor grado de anonimato, que conforman un “Think Tank” o laboratorio de ideas. Esto es, una usina de interpretación de la realidad, y a partir de ella, de generación de conductas a seguir, que luego encontrarán su mano ejecutora en el político de turno. Todos los integrantes de estos laboratorios de ideas (intelectuales, abogados, sociólogos, filósofos, economistas, astrólogos, pensadores, científicos y paracientistas de la más variada gama), se asumen como expertos en políticas públicas e interpretación de la realidad, y su percepción se convierte en la realidad misma, cuando sus propuestas y convicciones se transforman en los libretos que llevan adelante los políticos desde sus cargos de gobernantes.

En última instancia, en el teatro de la vida los políticos no son autores sino artistas que interpretan con gran soltura y eficiencia los textos que les proveen sus “Think Tanks”.

El otro ingrediente imprescindible para que su tragicomedia parezca exitosa, es el apoyo mayoritario de la ciudadanía, cuyo voto se logra manipular fácilmente con la tarea constante del generador y modelador de esa entelequia llamada “opinión pública”, que no es otro que el “cuarto poder”, o sea buena parte de los medios de (in)comunicación en todos sus formatos y soportes.

En síntesis, la realidad no existe. Lo que existe es la percepción de la realidad que tenemos, a partir de la implementación de decisiones hechas por empleados nuestros (los políticos), que en vez de hacer lo que necesitamos, ejecutan las propuestas de estos iluminados ideólogos y analistas que deciden qué es lo que según ellos necesitamos, con la anuencia y la prédica ad hoc de muchos medios de comunicación masiva.

Si los resultados de este cóctel “ideólogo-político-media” fueran positivos, el mundo desde luego sería maravilloso. Pero la verdad, es que los resultados son cada vez peores. La sociedad (argentina, española, estadounidense, mundial) vive en peligro. La sociedad vive cada vez con mayor inseguridad. La sociedad vive con miedo. En el momento que estoy escribiendo esta nota, alguien en Argentina está planeando un secuestro que concretará en los próximos días, alguien está reunido en la clandestinidad para ver cómo asestarle un nuevo golpe a España por haber formado parte de la invasión a Iraq, y algún fundamentalista de la Guerra Santa está fraguando un plan para vengarse en el propio suelo del otro fundamentalista, el de la “Guerra Preventiva en nombre de la Democracia”.

¿Y que hace el Think Tank? Si el miedo de la gente es el emergente, se aprovecha la consecuencia en vez de atacar las causas, porque ello implicaría asumir su fracaso predictivo y prescriptivo. El miedo es muy importante para muchos analistas de Think Tanks adictos a las visiones belicistas, porque implica futuros votos a sus proyectos de aumentar presupuestos para la defensa y para la industria de la guerra.

Por eso a través de las latitudes y a pesar de contar con problemáticas diferentes, muchos mandatarios del mundo recurrieron, recurren y recurrirán al miedo para sostener el rumbo que sus Think Tanks le marcan, aunque éste vaya en contra de los intereses de sus pueblos.

Resulta asombrosa y a la vez explica la catadura ética de muchos políticos, (meras marionetas de los Think Tanks de turno), que ayer como congresales avalaron con su voto el despojo de los intereses estratégicos nacionales en medio de coimas y corrupción generalizada (tal el caso de Argentina), y hoy votan medidas que apuntan a “la recuperación de la ética pérdida”...
La hipocresía humana es infinita.

El Think Tank español de Aznar, le recomendó alinearse con el Think Tank norteamericano, que le pasa letra a su excelente intérprete, el fundamentalista cristiano que revolucionó la semántica con la introducción de conceptos como “guerra preventiva” y “daños colaterales”, que en realidad significan “invadir con falsos pretextos para quedarme con el petróleo”, y “matar civiles, mujeres y niños inocentes”. Para cumplir con su Think Tank, el gobierno de Aznar alineó a la prensa, mandó tropas a Iraq, y recibió la brutal respuesta de Atocha, cosa que el estulto Think Tank aprovechó para que su títere de turno dijera que era la ETA, de modo de matar dos pájaros de un tiro. Pero la opinión pública está aprendiendo a librarse de cierta “opinión publicada”, y Aznar fue arrojado del gobierno por la fuerza de las urnas.

Las erróneas decisiones de los Think Tanks norteamericanos a partir de la era Reagan, han vuelto al planeta Tierra en un sitio inseguro. Y esto les juega en contra para su visión del mundo de la Postguerra Fría. Hacen una apología de la democracia y sus virtudes, cuando en realidad utilizan toda la liturgia democrática para que sea funcional a sus proyectos Trasladan “los beneficios de la democracia” a pueblos invadidos, sin entender que hay otras culturas y otras concepciones de la vida, y se ofenden cuando estos pueblos de seres inferiores no saben aprovechar su propuesta redentora. Y como desde el inicio de los tiempos la violencia engendra violencia, su accionar se transforma en una prolífica fábrica de enemigos. Pero en su soberbia, eso los tiene sin cuidado. En su fundamentalismo el tema no admite medias tintas: “El que no piensa como nosotros es nuestro enemigo”, y lo atacaremos como sea: con armas, con bloqueos económicos, con sanciones comerciales, comprando políticos, y/o con recetas que ni figuran en los textos de Maquiavelo.

Y si bien el tema del respeto irrestricto a las libertades individuales forma parte del ideario democrático, no queda otra que reducirlas a partir del miedo al terrorismo, para continuar imponiendo su visión donde las grandes corporaciones del sector privado sigan llevando las riendas del país, el Estado esté reducido a su mínima expresión y se privatice todo, donde todo siga girando en torno a la economía (tanto tienes, tanto vales), y el patriotismo se exprese con el consumo (cuanto más consumas y te endeudes, más patriota eres, porque así estarás moviendo la economía)

Y no nos engañemos: aunque esta vez se evite el fraude en Florida y gane Kerry, las cosas no cambiarán sustancialmente ni para los norteamericanos en general, ni para los latinos que viven en el gran país del Norte, ni para los argentinos, ni para los demás países del mundo.

Soñar no cuesta nada… Pero resulta utópico pensar que pueda surgir en EEUU un Think Tank movido exclusivamente por valores humanos positivos, que desde la sinceridad y la humildad por ejemplo le haga decir al nuevo Presidente:

“-Pueblos del Mundo. Queremos pedir perdón. Nos equivocamos. La violencia no es el camino. Las inmensas sumas de dinero que el pueblo norteamericano brinda al Estado a partir de su trabajo, las hemos invertido en la industria de la guerra, haciendo más ricas a las grandes corporaciones, sembrando violencia en el mundo bajo la bandera de la democracia y las libertades individuales, y haciendo a muchos pueblos más hostiles hacia nosotros, generando violencia por doquier, incluso en nuestra propia casa. Resulta patético reconocer que las personas inocentes que murieron el 11 de septiembre, pagaran sus impuestos para que nosotros alentáramos con nuestro accionar tanto odio como el que llegó a tronchar sus vidas.
Estados Unidos nació como un pueblo ejemplo de la humanidad, rescatando los valores éticos de la Democracia, pero últimamente hemos traicionado esos valores con dobles discursos, con hipocresía, sembrando el caos en todo el orbe y haciendo a nuestro propio país inseguro y coartando las libertades individuales porque no sabemos cuándo ni dónde recibiremos la represalia por nuestra conducta beligerante y por tanta muerte innecesaria.
A partir de ahora, la industria de la guerra se transformará en la industria de la paz. Construiremos sembradoras y cosechadoras en vez de tanques. Compensaremos los daños que provocamos con nuestras guerras preventivas y tantas muertes de inocentes. Ayudaremos al mundo para que podamos hacer de esta tierra un lugar sin hambre ni pobreza. Cumpliremos nuestro destino manifiesto, pero no desde la prepotencia por ser y sentirnos la nación más poderosa de la Tierra, sino desde el valor humano fundamental, común a todas las religiones y visiones éticas de la vida, común a judíos, cristianos, musulmanes, hinduistas y budistas, que es el Amor. Perdón a todos. Una nueva era comienza para la Humanidad”

En la soledad de mi estudio, imagino las carcajadas de Paul D. Wolfowitz, Grover Norquist, Dick Cheney, Donald Rumsfeld y de todos los ideólogos de los Think Tanks actuales, si leyeran las absurdas ideas de este olvidable y estúpido escritor y periodista latinoamericano, que desde el realismo mágico de la literatura fantastica que caracteriza a muchos sudacas, aún cree en los espejitos de colores.